sábado, 18 de octubre de 2014

Los felices 2 años




Hoy hace dos años de esto... De qué esta pelusilla rubia llegara a nuestras vidas. El astronauta menor quiso nacer antes. Ahora que le conozco bien, empiezo a entender muchas cosas. Él ha venido para que sepamos lo que es un niño con carácter, un niño con las cosas claras y un niño con una vida interior que ya quisieran muchos monjes budistas. El astronauta menor es serio, él observa siempre antes de actuar, tiene que comprobar si ese juego le puede llegar a gustar o de antemano o por el contrario es demasiado aburrido. Es Mr. Poyete. Allá dónde ve algo más elevado del suelo se sienta a entonar una canción, que siempre suele ser la misma y que ando loca por descifrar de cuál se trata. Creo que va a ser arquitecto, anda siempre colocando, construyendo y apilando. Es un apasionado de los cuentos, se los lleva a la cuna y si hay lobos, le tienes ganado. Es valiente y duro, no regala lágrimas y se vuelve loco con los "besos de nariz". Es mimoso y teatrero y es de los pocos que conozco que con año y medio es capaz de hacerse el dormido media hora de viaje para oír nuestros comentarios y después sorprenderte con un: buuuuuuuhhhhhhhhh. El astronauta menor come que da gusto. Lo mismo le da un cocido, que arroz, pescado, puré o pavo. El siempre repite. Es un loco de las aceitunas y de los helados. Siempre siempre comparte lo que tiene, es un niños  y entusiasta y lo que más le gusta es llevarte de la mano a que veas algo que él ha hecho. 





Adora a su hermano, tanto que lo que más disfruta es acariciar su espalda. 
Me gusta todo de él pero me quedo con su manera de hacerse el "bicho bola" para acomodarse en mis brazos y caer rendido cada noche. También hay otra cosa: cuando sonríe y se le achinan los ojos, no hay males en el mundo.
Y sí, él ha llegado a nuestras vidas para llenarnos los bolsillos de las piedritas que recolecta cada día.

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